¿Por qué hay tan pocos médicos que tratan Lyme crónico?

No es casualidad que haya tan pocos médicos que se atrevan a tratar el Lyme crónico, incluso a día de hoy, con todo lo que ya se sabe y el mayor reconocimiento (aunque insuficiente) que empieza a tener esta enfermedad tan devastadora.

Aquí te dejo mis razones por las que casi ningún médico o terapeuta se mete en este fregado:

1. El Lyme crónico es un marrón

Posiblemente el Lyme crónico y coinfecciones es una de las enfermedades más difíciles de tratar que existen. Cuando enfermé, llegué a desear que me encontraran algo, daba igual lo que fuera, ya no me importaba si era sida o cáncer. No tenía miedo, pensaba que iba a morir igualmente.

Solo quería un diagnóstico, un nombre, algo que me diera acceso a un tratamiento dentro del sistema, por muy duro que fuera.

Dentro del sistema… Porque no estaba preparado para salir fuera de él

Todavía no


Me hacían pruebas, me miraban, y nada… siempre salía “todo bien”. Pero yo estaba cada vez peor.
Hasta que, por fin, un médico especializado le puso nombre a mi infierno: Lyme crónico.
Ese fue solo el principio de una historia larga, dura y carísima. Muy costosa en tiempo y en dinero


2. No hay apoyo

A día de hoy, ningún médico tiene el respaldo real para tratar a pacientes con Lyme crónico. Muchos necesitamos tratamientos largos, carísimos y que están completamente fuera del sistema oficial. Hablamos de antibióticos durante años, o incluso de por vida. Y eso, hoy por hoy, no lo cubre la evidencia médica ni el protocolo oficial.

Y luego está la parte emocional: hay pacientes que no mejoran, incluso empeorar con el tratamiento, se desesperan, que empiezan a dudar de su diagnóstico, de su médico, de todo. Y eso acaba generando conflictos con su entorno, con su familia, y consigo mismos. Incluso en ciertas ocasiones, acaban en denuncias y malos comentarios hacia sus propios médicos especializados que le quieren ayudar.


3. Si no has vivido el Lyme crónico en tus carnes, no la entiendes

Pocos médicos se atreven con esta enfermedad si no la han vivido en su propia piel, o no han visto a un familiar destrozado por ella. Tiene que haber un “clic”, un punto de inflexión que les haga ver más allá de lo que dicen los libros o los protocolos.

Algunos pacientes que han logrado mejorar, deciden ayudar a otros… pero las posibilidades de éxito son muy bajas. A veces incluso causan secuelas a sus compañeros de batalla sin quererlo. No por mala intención, sino por la complejidad brutal de esta enfermedad y su individualidad.

Que un tratamiento haya funcionado en tí, no quiere decir que funcione para el otro


4. Sí, da dinero. Pero… ¿a qué precio?

Sí, tratar Lyme puede mover mucho dinero. Y hay muchas personas que opinan que determinados médicos sólo les empuja la motivación económica, y se hacen ricos a costa del Lyme. Puede ser cierto en algún médico, pero sinceramente si lo hacen por ese motivo, estarán haciendo un pacto con el diablo.

Le viene de vuelta

Y yo me pregunto: ¿qué precio estás dispuesto a pagar?
¿Quién es el culpable de todo esto? ¿El sistema? ¿La ciencia? ¿El paciente? ¿El médico?

Yo siempre digo que cuando dejas de sentirte víctima, y tampoco buscas culpables, es que has pasado de pantalla. Has subido de nivel.

No creo que el Lyme haya aparecido por casualidad. Y estoy convencido de que no conocemos ni de lejos el alcance real de esta enfermedad.
Yo tengo mis teorías. Y cuando empiezas a ver de dónde puede venir realmente esta super bacteria y sus coinfecciones, entiendes mejor a qué te enfrentas… y qué opciones reales tienes de salir adelante.


5. ¿Es la solución luchar contra ella… o entenderla y hacerte más fuerte?

Te respondo con una pregunta:

¿Quién gana la guerra?

Dentro del sistema oficial clásico se diría que una guerra la gana quien derrota al enemigo e impone su soberanía.

Fuera del sistema nadie la gana, los dos bandos pierden.

Pero uno aprende, se adapta… y crea una nueva realidad.

¿Estás dispuesto a crear tu propia realidad?

Un nuevo mundo

Yo también 🙂

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