La tormenta perfecta.

Recuerdo en los primeros meses de tener la enfermedad de Lyme, cuando era el protagonista de unas de las peores películas de terror que nunca he visto, me encontré a mi madre cuando estaba saliendo de mi casa, de camino a la farmacia a comprar antibióticos, y me dice:

«Hijo, no hay enfermedades sino enfermos»

Al oír ese comentario me enfadé muchísimo, porque después de tanto luchar para encontrar mi diagnóstico de Lyme, cuando la gente empezó a creerme un poco, y yo ya había encontrado un culpable al que cortarle la cabeza, ella me dice que yo no tengo Lyme, que soy yo el culpable, no es la garrapata de ciervo ni la Borrelia ni la Bartonella soy yo, otra vez yo!

«¿Estás insinuando que estoy loco, que me lo invento todo?«

Realmente nunca me explicó por qué lo dijo, ni yo tampoco estaba interesado en saber su opinión, porque eso me haría aún más daño. Me ha costado 9 años de mi vida entender las tres cuartas partes de ese comentario, yo suelo ir lento de todas formas 😉 pero pisando fuerte 👞👞

Tú, ¿Lo entiendes?

La tormenta perfecta se forma cuando hay varios factores metereológicos que se unen precisamente en ese momento. Calor en la superficie, aire frío en altura, humedad y movimientos de aire ascendentes, harán que explote.

Imagina que tú eres el capitán de un barco en medio de esa tormenta fuertísima, tu barco no es el mejor del mundo quizás pero es bueno, es el que tienes en ese momento. Cualquiera puede pilotar ese barco pero tú, ¡eres el mejor capitán! Los marineros que están a tu cargo tienen miedo y te dicen que des la vuelta, que no lograrás atravesar esa tormenta, ¡qué estás loco! Pero tú continuas porque eres un buen capitán, con experiencia, conocimientos, sin miedo a esa tormenta y sabes que eres capaz de atravesarla. Sin miedo…

Por si fuera poco, estás en aguas del Caribe, un sitio «perfecto» para servir como carnada a los tiburones si caemos al agua.

Cuando te encuentras ya en medio de la tormenta, aparecen dos marineros que te apoyan y te indican una posible ruta a seguir, ¡confían en tí! Los demás desaparecen como si se los hubiera tragado el océano. Pero tus dos marineros y tú siguen atravesando la tormenta con el barco que tienen en ese momento, e intentando no caer al agua para evitar ser comidos por los tiburones……

Me imagino que sabes quién es el capitán del barco, ¿No?

Tú.

Ahora, ¿Sabes quién es la tormenta perfecta?

La enfermedad de Lyme.

Pero, ¿A qué no sabes quién es el barco?…

Puedes tener el mejor barco del mundo, el más caro, el más rápido pero si no sabes navegar, si no tienes conocimientos, experiencia, posiblemente no puedas superar la tormenta. También puedes tener el peor y te va a costar más dominarlo pero, es posible porque eres capaz y no tienes miedo.

Con perdón a los médicos y terapeutas (aunque yo lo veo como un piropo), ¡el barco son ustedes!

Por mucho que busques el barco perfecto y digamos que un barco es mejor que otro, que un barco cruzará la tormenta y otro no. Nosotros somos los capitanes que dirigimos ese barco y necesitaremos el título de capitán y experiencia para manejarlo. El barco nos mantiene a flote y nos lleva en el camino que nosotros le indicamos o el que la vida nos lleve, acompañado por supuesto de nuestros dos fíeles marineros.

¿Cómo se llama la tormenta? Enfermedad.

Si no se unen esos factores externos e internos que forman la tormenta perfecta, no se desarrollará la enfermedad pero, ya una vez que se ha desarrollado como es nuestro caso, tendremos que pagar por el barco al que tengamos acceso o al que creamos que es el correcto (médico o terapeuta), sacarnos el título de capitán (informarse, estudiar) y adquirir experiencia (tiempo, reflexión), para así evitar caernos al agua y ser comidos por los tiburones.

¿Sabes quiénes son los tiburones?

La Borrelia…

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