Como ya comentamos en la publicación anterior ▶ «¿Diesel o gasolina para el Lyme? Parte 1», las grasas (ácidos grasos omega 3 y omega 6) sí son esenciales, o sea que tenemos que ingerirlas de forma externa ya que el cuerpo no puede producirlas por sí mismo.
Al mismo tiempo, es importante el balance de estos ácidos omega 3 y omega 6 pero, no nos centraremos en éste último (omega 6) puesto que es muy fácil de introducir a través de la comida, por ejemplo de aceites vegetales, frutos secos, carnes etc.
Tenemos que poner más atención en aumentar la ingesta de omega 3 ya que es más difícil de obtener.
¿De qué forma podemos consumirlo?
Lo que nos interesa obtener de los omega 3 son los ácidos EPA y DHA, que son los neutralizantes de los omega 6 (que causan inflamación). Estas fuentes de omega 3 se obtienen directamente de las fuentes animales como el pescado, huevos ecológicos, suplementos de aceite de pescado etc.
También se pueden obtener de las fuentes vegetales (no directamente) como el aceite de chia y lino por los cuales obtenemos el ALA que se puede transformar en nuestro cuerpo en EPA y DHA que es lo que nos interesa pero, para realizar este proceso necesitamos una serie de vitaminas y minerales como B2, B3, B6, C, Mg, Zn etc. Si no tenemos la suficiente cantidad de esas vitaminas y minerales, no se absorbería correctamente los omega 3 con la consiguiente elevación de los omega 6 causando diferentes problemas de salud, incluyendo la inflamación y eso, ¡no nos interesa!
No digo que no consuman aceites vegetales que contengan omega 3 y 6, al contrario, es recomendable, lo que expongo es que se aseguren igualmente de aportar omega 3 extra del mundo marino o en forma de suplementos, por si no podemos absolverlo debidamente dadas nuestras posibles carencias de algunas vitaminas y minerales.
Las grasas son una fuente de energía más duradera y estable que los hidratos de carbono. Podemos almacenar más grasa en el cuerpo para su posterior utilización (~40.000 Kcal), que glucógeno a a través de los carbohidratos (~2.000 Kcal). Eso unido a que cada gramos de grasa contiene 9 Kcal en comparación con los hidratos de carbono que contienen 4 Kcal/ gr, que no crea picos de insulina en sangre y que su poder de saciedad es mayor, hace que en las dietas cetogénicas (altas en grasas y bajas en carbohidratos) no necesiten de tanta frecuencia de comidas como una dieta rica en carbohidratos que contienen una energía más rápida y menos almacenable.
Por ello cuando llevamos una dieta alta en grasas, solemos reducir el número de comidas diarias y también la cantidad de carbohidratos que ingerimos, que nos pueden causar fermentaciones intestinales, con lo que le damos un descanso notable al intestino y suele mejorar, así como nuestro estado general y energía.
Otro aspecto positivo de las grasas es que ayudan mucho en la absorción de las vitaminas A, D, E y K. Por lo tanto, es importante si te suplementas con vitamina D (que muchos con la enfermedad de Lyme tenemos déficit), hacerlo tras una comida rica en grasas para una mayor absorción.
Pero como pasa con los carbohidratos, hay grasas y grasas. Las grasas trans como la margarina que han sufrido un procesamiento para solidificarla NO son recomendables, al igual que el cocinar con aceites vegetales que se oxidan fácilmente con el calor, a excepción del aceite de coco. La de oliva es recomendable usarla sólo en crudo.
Para cocinar son más recomendadas las grasas saturadas como el aceite de coco, mantequilla ghee o las propias grasas animales que son estables al calor.
Parece que todo es bueno con las dietas cetogénicas pero,
No todo es blanco o negro
Las dietas altas en grasas y bajas en carbohidratos tienen que hacerse correctamente para obtener todos los nutrientes necesarios y corregir posibles deficiencias de minerales que pueden aparecer (haré una publicación sólo de ésto).
Tampoco la recomiendo hacerla para siempre porque el cuerpo se acostumbra a este estado y a la larga perder esos efectos beneficiosos que pueden darnos.
En el ciclado está el secreto
Al llevar toda una vida obteniendo la mayor parte de nuestra energía a través de los hidratos de carbono, y ahora este cambio de macronutriente, nos puede provocar malestar durante unos días semanas hasta que nuestro cuerpo se vaya adaptando al nuevo combustible. Pero ¡ojo!
No todos se pueden adaptar ni notan beneficios al seguirla.
He visto algunas personas que se sienten muy frustradas por no poder tolerar las grasas ni entrar en el «maravilloso mundo de la cetosis».
Ésto es sólo una herramienta, no es para todos ni para siempre, por lo tanto si no toleras las grasas, no quieres o no te sientes beneficiado al seguir este tipo de dietas no pasa nada, hay otros caminos a seguir y muchas más herramientas, sólo hay que seguir buscando, informarse, probar y ser constante,
¡lo encontrarás!
1 Comment
Comments are closed.